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Etereidad Por Karola Álvarez

Etereidad Por Karola Álvarez

  Con una abyecta sonrisa sardónica, dispusiste el gélido filo metálico en mi yugular trepidante. Cavilaste, ominoso y creativo, en las torturas y vejaciones que procurarías a esta insignificante mendruga que divagaba hambrienta por tus territorios en busca de pan. Mis linderos eran la espada asesina y la infranqueable pared… Memorabas deleites escarlatas por montones, cuyas víctimas inocentes ahora yacen olvidadas en una morgue de mierda y te regodeabas. Chorreaban tus humores blancuzcos. Gozas de ser la ley y te sabes omnipotente. Testigos de tus perversiones se invistieron de cobardía vomitiva y la impunidad era tu rutina.

Bestia… desconoces que mi esencia es volatilizarme, transmutar mi cuerpo tangible en uno etéreo. ¿Ibas a violar a un cuasi-ángel, maldito? Ahora, que mi vaporosa esencia alcanzó el cerrojo de la puerta y lo fundió, me acerco a ti, con el corazón que late acompasado por los gritos, el dolor y la sangre de cada una de tus víctimas y adopto nuevamente mi corporeidad palpable, me aferro al puñal que dejaste caer. Tu mirada pavorosa va in crescendo porque intentaste huir, pero mi capacidad paralizante te impidió largarte… No te odio, mi esencia tiene prohibida esa pasión… Tampoco te mataré, cobarde… Solo haré justicia.

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